Presentación

Proyecto Telemaco

Filosofía en red:

Presentación en diapositivas del Proyecto Telémaco pinchando aquí o en la imagen inferior:

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Telémaco, literalmente el luchador lejano, es el hijo de Ulises, que debe precipitar su paideia o educación ante la ausencia de su padre, en su viaje de vuelta a Ítaca, tras la guerra de Troya, lleno de aventuras: la Odisea. Atenea toma la forma de Mentor, su guía, y le conduce a Esparta y otros reinos desconocidos para el joven Telémaco, presentándole ante las cortes y los reyes de esos pueblos y ocupándose de su formación.[1]

El Proyecto Telémaco es una experiencia escolar y filosófica en la que se ofrece a los estudiantes de bachillerato y secundaria, como Telémacos de nuestra era digital, príncipes de un tiempo en el que los padres no pueden adiestrar y están ausentes en el proceso de enseñanza, un conjunto de contenidos que sirvan de material con el que ejercitar el método dialéctico socrático aprovechando las posibilidades de las tecnologías actuales, a las cuales se ajusta como un guante. Como en el caso fundacional del esclavo de Menón, expuesto en el diálogo homónimo del fundador de la Filosofía y de la enseñanza académica, el alumno es parte activa de su aprendizaje, según el principio platónico de la anamnesis, desarrollado en ese texto clave, pero se necesita al mismo tiempo la guía imprescindible de un Mentor, el profesor en el papel de Sócrates, agitador de conciencias con el aguijón de la lógica y la interrogación, a cuyo servicio se pone esta página en la Red (proyectotelemaco.com), un reflejo o simulacro del mundo que los alumnos deben criticar, analizar, conocer.

El alumno, como Telémaco, es ese luchador lejano. Luchador porque tiene que batallar con las armas del conocimiento y la crítica racional, y el enemigo es su propia ignorancia. Lejano porque necesita tomar distancia con respecto a sí mismo, su mundo, su ignorancia, para escapar, a ratos, de ella. Este proyecto parte de la idea de que la enseñanza es también una odisea, una gran aventura, fascinante pero muy dura, no sólo para Mentor (el profesor), sino, sobre todo, para el propio Telémaco (el estudiante). Parte, como ya se ha indicado, de la anamnesis platónica y, por eso mismo, de la idea de que no hay enseñanza si no se aprende por uno mismo, y si, simultáneamente, no hay otro sujeto que dirige el proceso, el que pregunta, y unas instituciones que hacen posible tal proceso. Mentor debe, por tanto, devolver a Telémaco a su casa convertido en un hombre, es decir, en alguien independiente, capaz de valerse por sí mismo, capaz de pensar por sí mismo. Estos fundamentos filosóficos de la enseñanza, que Platón pone en juego, no pueden comprenderse en toda su riqueza si se desvinculan de la fundación de la Academia como institución en la que llevarlos a efecto. En ella, se hace posible el encuentro dialéctico entre sujetos racionales del que saldrá el conocimiento. La investigación teórica no puede darse en aislamiento, en soledad ni en la devoción pasiva del discurso del profeta, del orate, del brujo, del chamán, del mesías, del líder carismático, del sabio consagrado, como voz de una sabiduría divina y, por ello, inmune a crítica racional, ajena al tiempo histórico. Tampoco, por tanto, en la desidia perezosa del que se limita a repetir lo que los sofistas televisivos de hoy pontifican gracias al relativismo postmoderno, trasunto del relativismo sofístico, en el que desaparecen los criterios objetivos y comunes de pensamiento racional. De ahí que la Red permita hoy posibilidades valiosísimas de abrir la Academia poniendo en contacto a sujetos racionales reduciendo al máximo los límites espacio-temporales. Este proyecto trata de aprovechar filosóficamente al máximo esta oportunidad.

Este espacio en la Red contiene, como cuerpo fundamental, la serie de grabaciones de las lecciones de Historia de la Filosofía y las pone a disposición del alumno para recordatorio, repaso y preparación de exámenes fuera del aula, y como enriquecimiento personal si se tercia, de modo que la exposición por parte del profesor, bajo el formato de clase magistral —más o menos tradicional formalmente —, es potenciada por las aplicaciones que las nuevas tecnologías digitales permiten. En ese encuentro entre una tradición platónica que consideramos irrenunciable y cada día de mayor actualidad y unos dispositivos de vanguardia que ofrecen posibilidades en otros tiempos inimaginables, la Filosofía y la enseñanza se ofrecen accesibles y refuerzan el aprendizaje de los individuos que han de enfrentarse no sólo a un sistema de exámenes, pruebas y titulaciones, sino a los mundos reales que los engullirán, que ya los engullen y que habrán de entender con el elemental ánimo defensivo de sobrevivir.

[1] HOMERO, Odisea, canto II, vv. 265 y ss.

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